miércoles, 12 de marzo de 2008

La falacia de control

Vamos a ver:

Hace ya mucho tiempo, que oigo y leo los lamentos de mis compañeros.

Muchos de ellos se sienten responsables de la suerte que corren sus pacientes como consecuencia del escaso tiempo del que disponen. El resultado es que aceleran sus consultas para poder verlos a todos, asumiendo desde ese momento una responsabilidad que antes no tenían. Otros muchos realizan tareas que no son de su competencia, pues de otro modo, creen que el trabajador social, el psicólogo, el administrativo de turno, no van a ser tan eficaces como ellos mismos. Todos ellos creen ser responsables del devenir de los acontecimientos que acaecen antes y después de que su pequeño paciente entra y sale de la consulta: A esto se le denomina falacia de control por exceso, que sería, creerse responsable de algo de lo que realmente no se es responsable: el funcionamiento de cita previa, la tramitación de derivaciones, la técnica radiográfica, la colocación de derivaciones a la hora de hacer un electro, la indicación quirúrgica o médica por parte de otro especialista. Un ejemplo que se da con bastante asiduidad en la atención primaria, es no derivar a nuestros pacientes a enfermería, porque consideramos que no hará su labor tan bien como nosotros o que no va a saber desempeñar la labor encomendada:

"Es que las explicaciones que da sobre alimentación son distintas a las mías", "Es que toma la tensión con un manguito inadecuado", "es que los pesa vestidos", "Es que no sabe hacer una espirometría", etc. Quiero dejar claro que ésto es un ejemplo que en absoluto, pretende representar la realidad de la enfermería en nuestro país.

Este tipo de frases que, de seguro, habremos pronunciado o pensado alguna que otra vez, son las que paulatinamente han ido restando tareas relacionadas con la infancia a la enfermería en atención primaria, y son uno de los motivos de la sobrecarga asistencial de los pediatras.

NO ES NUESTRA RESPONSABILIDAD si las cosas se hacen bien o mal fuera de nuestra consulta. Sí es nuestra responsabilidad solicitar apoyo y pruebas complementarias de modo juicioso.

El otro gran problema que sufrimos, y contra el que algunos luchamos, es esa sensación generalizada de que estamos atados de pies y manos, y no podemos hacer NADA por cambiar la situación: no podemos influir en el buen uso que nuestros pacientes hagan de los servicios sanitarios, no podemos influir en que nuestros compañeros aprendan nuevas técnicas o se reciclen, no podemos influir en nuestros jefes y gestores, no podemos influir en las políticas sanitarias, etc. A esto se le denomina falacia de control por defecto. En mayor o menor medida, todos podemos influir en nuestros pacientes mediante la educación, en nuestros compañeros cediéndoles la labor que es de su competencia, en nuestros jefes, e incluso, en las políticas sanitarias: movilizaciones, huelgas, estrategias de comunicación a la opinión pública, etc.

Es hora de dejar de engañarnos a nosotros mismos.

Es hora de dejar de sentirnos culpables por lo que no es responsabilidad nuestra. También es hora ya, de asumir nuestras verdaderas responsabilidades.

¡Bienvenidos a la realidad!